Verano en Santa Ana

por fiin em deciidi a colgar mi LiibRoo! Lo acabo de empezar a escRiibir, asii que aLomejor tardo unos diias en coLgar caDa capituLo. eesperO Quee Les gusthe ii que Lo cOmenten!
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Verano en Santa Ana


Dedicado a
Andrea,
Marta,
Eva,
y a todos aquellos que hicieron
de aquel verano del 2008
un recuerdo muy
feliz.


El reencuentro
Nuestra historia empieza un día de primeros de Julio. El tiempo era agradable, y una brisa cálida corría por el pueblo de Santa Ana. Dos amigas se reunían en una calle del pueblo, en el límite de este.
-¡Ro! ¡Estoy aquí! ¡Espérame!-gritaba una chica de pelo claro mientras corría hasta su amiga: una chica de estatura normal, pelo negro, delgada, que calzaba unas zapatillas Converse, como siempre-los tenía de todos los colores y diseños-, y sus típicos pantalones piratas, aquellos que tanto le gustaban.
Roxy miró en la dirección de la que provenían los gritos, pero la luz del sol de mediodía le cegaba y le hacía difícil identificar al dueño de aquella voz. Cuando se acercó más, pudo reconocer a una chica algo más alta que ella, de pelo dorado y liso, echado hacia el lado, vestida algo pija: era su amiga Alexia.
-Ey Alex, ya pensaba que no vendrías-contestó una vez que estuvo lo suficientemente cerca como para que su amiga la oyera-.Quedamos a las 12:00, y son y veintitrés-y a la vez que decía eso le enseñó el reloj.
-Jo Ro, tú siempre tan exacta. Verás, es que iba bien de tiempo pero se me olvidaron las pulseras…-Roxy se fijo en sus muñecas y vió que allí estaban, sus 28 pulseras bien colocadas, en el mismo orden de siempre.
-Y volviste a por ellas, ¿verdad?-al oír esas palabras Alex asintió, como con sentimiento de culpa-Da igual. Estoy acostumbrada a que llegues tarde, así que leí un rato-dijo sacando de su enorme bolso un libro de bolsillo.
-Estás enganchada-decía Alex, como si leer fuera algo malo-.Apuesto lo que quieras a que no podrías pasar una semana sin un libro-Roxy dejó escapar una sonrisa, Alex imitó el gesto, y juntas partieron hacia el lago Santa Ana, donde sus amigas le esperarían.
Las dos chicas caminaban por un camino rodeado de árboles a ambos lados, mientras charlaban:
-¿Qué crees que haremos hoy?-dijo Alex, que se había adelantado y ahora caminaba mirando hacia atrás para ver qué hacía Roxy.
-¿No era hoy cuando volvía Marta del pueblo de sus tíos?-se dirigió hacia Alex, en el intento vano de que su amiga supiera algo que ella no, cosa que era imposible.
-¡Es verdad! ¿Vendrá también su primo?-mientras hablaba ordenaba sus pulseras (que tal vez serían las únicas cosas que había ordenado en su vida).
-Espero que no-Roxy no pudo evitar hacer una mueca de repugnancia, pues la idea de que aquel inmaduro desconocido invadiera otra vez su pueblo (otra vez) no le agradaba.
Y no, no es que se hubiera acoplado allí ni nada por el estilo, pero el verano anterior ya había pasado con ellos una semana(se había quedado en casa de Marta, su prima), y ese tiempo había sido más que suficiente para que Alex y Tati hubieran sucumbido a sus encantos, y para que Roxy hubiera a empezado a odiarlo por esa chulería que le caracterizaba.
Las dos amigas se alejaron del bosque y llegaron a su destino: el lago Santa Ana, donde les esperaban sus amigos(o al menos deberían, aunque teniendo en cuenta la impuntualidad de éstos, no me extrañó nada que solo hubiera llegado Marcos).
-¡Mar!-gritó Alex en un intento de hacer rabiar a su amigo.
-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames Mar?-relataba Marcos, aunque Alex no lo escuchaba-¡Marcos es mi nombre! M-a-r-c-o-s. ¿Es que es demasiado difícil para ti?-Alex rió y cogió por el cuello a Marcos, de manera que no le quedó otra que inclinarse hacia abajo y quedó a la altura de ésta.
-Ay, Marquitos, Marquitos, me encanta hacerte rabiar-pronunciando esto con un tono relajado, Alexia conseguía sacar de quicio a Marcos,y al darse cuenta de que solo estaba él, preguntó-. ¿Dónde están los demás?
-No han llegado. Creo que no van a venir.
-¿Por qué?-interrumpió Alex.
-Está claro-saltó Roxy, que había permanecido aislada a la conversación leyendo, y acababa de volver en sí-. Porque son unos vagos-rió.
-No, lista-se dirigió hacia Roxy con tono de reproche-. Es que Marta acaba de llegar del pueblo de su tío, y tiene que deshacer su maleta y la de su primo. Alba acaba de llegar de Londres, y eso, más de lo mismo. Y Juan se ha ido al New.-Marcos hablaba como si tod lo que decía fuera más que obvio(y lo era), pues ya se sabía que Marta llegaba hoy con Miguel, y que Alba había llegado a las 11 del aeropuerto.
-¿El new?-se extrañó Roxy.
-La nueva parte del pueblo. Tu sabes, las urbanizaciones de la cadena News, el polideportivo, el hotel-dijo correctamente Alex, para sorpresa de Marcos-. Lo que no entiendo es por qué va allí.
-Ha conocido a unos chavales de ahí. Es que se empezó a pelear con unos niñatos y unos le ayudaron o yo-no-sé-qué-historia, y se hizo amigo suyo.-aunque aquellas palabras eran para las dos chicas, Marcos no paraba de mirar a Alex.
-Sí, todos sabemos cómo es Juan, que se cuelga a cualquiera…-soltó Roxy sin tapujos.
-Bueno, él dice que son buena gente. Va a venir aquí con ellos.
-Pues a ver si hay alguno guapo-dijo Alex, que solo podía pensar en chicos.
Roxy ignoró el comentario, pues ya estaba acostumbrada, teniendo en cuenta que Alexs y ella eran amigas desde que recordaba, pero Marcos no pudo evitar mirarla con cierto descaro.
-Oye-Roxy rompió el silencio-, si no va a venir nadie, ¿qué hacemos aquí?-los tres amigos se miraron y partieron en dirección al pueblo, mientras debatían a cuál de sus amigos buscar primero. Al final de la discusión decidieron ir a casa de Alba.
Un rato después, entraron en la calle donde vivía su amiga. Era una calle discreta, no muy grande, y a ambos lados de esta había casitas, todas de dos plantas, bastante grandes, y con un garaje en la planta baja. Llegaron al número 2, que estaba al principio de la calle, aunque como los amigos habían entrado por el otro lado tenían que haberla recorrido entera. Llamaron al timbre, y una voz dijo “ya voy yo, mamá”. Alba abrió la puerta y salió del interior de la casa.
-¡Al!-gritó Alex, quién sino, y le dio un abrazo- Me habrás traído algo de Londres, ¿no?-Alba sonrió y, sin tiempo para contestar, Roxy se le abalanzó y le dio otro abrazo.
-He estado dos semanas fuera, no dos años-consiguió decir entre los brazos de Roxy.
-Mira, ahí le doy la razón. Dejadla respirar-pronunció Marcos, que le sonrió a Alba y le dio otro abrazo más, como si no llevara suficientes en los últimos minutos.
Ahora que ya había alguien más, buscaron un sitio donde poder sentarse y escuchar el relato de Alba sobre Londres, así que se dirigieron a un pequeño parque que había cerca de donde se encontraban y se sentaron allí.
Pronto vieron pasar por delante de ellos a Marta, con Miguel, a la vez que el teléfono de Marcos sonaba. Marta y su primo se acercaron a ellos, y empezaron los saludos.
-¡Peque! Por fin estás aquí-dijo Alex-. Una semana sin ti fue tan aburrida-rió.
-¡Alex, Ro! Yo si que me aburrí sin vosotras. ¡Alba! Por lo que veo ya llegaste, ¿qué tal te lo pasaste?-pronunció la más pequeña del grupo.
-Muy bien-Alba se fue acercando más a Marta y le dijo muy bajo, casi al oído -. Oye peque, ¿quién es ese niño?-señaló a Miguel, que estaba hablando con Alex y Roxy, y saludando a Marcos, que acababa de colgar el teléfono.
-Es Miguel, mi primo. Espera que te lo voy a presentar-Alba vió como Marta se alejaba y luego volvía a aparecer con Miguel cogido del brazo-. Miguel, esta es Alba. Alba, él es Miguel.
Alba se quedó mirando al recién conocido Miguel como si fuera la cosa más extraña que hubiera visto. Era guapo, para que vamos a mentir. Para tener 15 años, era bastante alto. Tenía unos ojos de un color que nunca antes había visto: eran de una mezcla entre verdes y grises, aunque a ella le parecieron plateados. Su pelo era rubio, peinado hacia la izquierda, y vestía un bañador y camiseta de playa.
-Ya nos conocemos, ¿no?-dijo él, para sorpresa de Alba que se había quedado pillada mirando su rostro-¿O no te acuerdas de mi?
La chica intentó hacer memoria, y al fin los recuerdos invadieron su mente. No, no podía ser. ¿Cómo iba a ser aquél el chico al que recordaba como un estúpido mocoso, que hacía que no veía al menos 8 años? Al pensar en aquello, cualquier rastro de fascinación que había sentido al ver a Miguel se alejó de su mente.
-¿Tu eres el niñato idiota que hace ocho años no me dejaba en paz?-Alba despertó de sus pensamientos con estas palabras. En realidad no quería haberlas pronunciado, pero ya era demasiado tarde.
-Pues por entonces no pensabas lo mismo, ¿recuerdas?-dijo él, con una sonrisa en sus labios.
-Tenía 6 años-dijo, intentado buscarle una explicación a aquella anécdota que habían pasado-. Era idiota.
Ahora que Alba sabía quién era Miguel, la idea que en un primer momento se había hecho de él ya no era la misma. Sí, era sorprendente que aquel crío de 7 años que había conocido y que había jurado que estaba enamorado de ella hasta las trancas se hubiera convertido en un adolescente increíblemente hermoso que ahora tenía 15 años.

por faavOr,, nO cOmeenteeiiSs taanthO kee se peetaa eL forO! xDD

ashh petardiitaa me encataa siigelaa cuando puesdaaas ^^

JuaaaaaSs!! ash!! Q sea biienveniidOo ese Graaan taLento liiTerariiOo tuiiOo en mii cLasee de Lenwaaaaaa!! =))

xDD,, puues haii un peekee-pRoobLem,, ii eskee acaboo e cambiiar de orde, ii eL seguundo capiituuLoo estaa en eeL de mii madRee nO en eL miiO xDD